Otro robo billonario del petrismo: columna de Opinión de Abelardo De La Espriella

Mientras Petro, el jefe de la mafia, se hace el loco incendiando al País y envenenando a sus masas con inventos como falsos golpes de estado, inexistentes atentados y delirantes discursos que reflejan su conocida esquizofrenia, odio, resentimiento y maldad, producto de toda suerte de desórdenes mentales, que se exacerban con la mezcla de alcohol y droga, a la Patria se la están robando, sin que la justicia haga nada para evitarlo.

Hace unos meses denuncié, en este mismo espacio, (La mafia de Petro) cómo, desde el Ministerio de Hacienda se entregaron 200 mil millones de pesos, en un traslado a la Ungrd, para sobornar a los bandidos del Senado que efectivamente vendieron sus votos en favor del sátrapa Petro, a cambio de una “platica”: el tiempo no tardó en darme la razón, y los delincuentes Olmedo y Sneyder, par de sanguijuelas petristas, confesaron que, por orden del ministro de Hacienda, una consejera presidencial y del ministro del Interior, compraron desde los presidentes de Senado y Cámara hasta senadores de diferentes partidos políticos, que, como viles prostitutas cobraron por dar sus votos, traicionando al pueblo colombiano que los eligió.

Con excepción de esos dos pillastres, ninguno de los demás culpables está siquiera privado de la libertad: ni los determinadores ni los beneficiarios ni los operadores de semejante acto de corrupción, gracias al cual, Petro es cada vez más poderoso porque fueron billones de pesos que le entregaron los torcidos senadores al tirano en ciernes, para que se atornille al poder, con el dinero del erario.

Pues bien, ahora voy a denunciar el mismo modus operandi, pero con otros protagonistas: el ministro de Salud y las “coyas” del régimen: los representantes a la Cámara que se vendieron a Petro para aprobarle, entre otras, su nefasta reforma a la salud.

Los hechos son los siguientes:

En el mes de agosto de 2023, después de la caída de la ministra de Salud de entonces, Carolina Corcho (entre otras cosas porque su trabajo con el Congreso tenía a la cacareada reforma a la salud de Petro sin acuerdo para salir adelante en la Cámara de Representantes), y ya bajo la dirección del actual nefasto ministro Guillermo Jaramillo, se dieron los primeros pasos ocultos para conseguir los votos de los representantes a la cámara.

Para ello, el 2 de agosto de 2023, el ministro de Salud, solicitó (Radicado 202310001408531) a la directora de presupuesto del Ministerio de Hacienda, Claudia Marcela Numa, el traslado de $1 billón del presupuesto fijado para el aseguramiento del sistema de salud, a infraestructura y atención de población (valga decir que, previamente, el Ministerio de Hacienda ya se había negado a atender dicha solicitud, también hecha por el ministerio, argumentando la supuesta, “gran vulneración del derecho a la salud de la población, en regiones tales como La Guajira, El Pacífico, La Amazonía (sic), La Orinoquía (sic) y Municipios PDET y otros territorios urbanos y rurales”).

Es decir, el gobierno criminal de Petro, al ver hundida su reforma, después de haber estado detenido el proceso de discusión y aprobación entre mayo y agosto de 2023, ya bajo el mando de uno de los más leales lugartenientes del régimen, Guillermo Alfonso Jaramillo, abordó a las “coyas” de la Cámara para comprar sus conciencias.

Como resultado de lo anterior, $1 billón que alimentaban el Fosyga y estaban destinados a pagar los servicios médicos adeudados por el sistema de salud a los prestadores del servicio, se trasladaron para remunerar, a través de obras y contratos de suministros, a los torcidos representantes que se vendieron al gobierno de Petro para votar la reforma a la salud.

En septiembre del mismo año, empezó a surtir efecto el protervo plan: en oficio remitido por el secretario general del Ministerio de Salud, Gonzalo Parra González (Radicado 202343001751661), otra vez a la ya mencionada Doctora Numa, directora de presupuesto en el Ministerio de Hacienda (si la doctora Numa hablase...), se pide autorizar un movimiento presupuestal para ejecutar $1,2 billones en el Ministerio de Salud, para comprar “buques, aparatos médicos y quirúrgicos, aparatos ortésigos y protésicos, etc. (sic)”.

Esos movimientos representados en billones de pesos fueron música para los oídos de las ratas del Congreso, que, después de haber tenido engavetada la discusión de la reforma, tan pronto como los días 6 y 19 de septiembre, votaron y hundieron la ponencia negativa que tenía el proyecto y crearon la subcomisión de conciliación a la voz de “buques y equipos ortésigos”. La Cámara, entonces, bailó al compás del billete.