El éxito depende de cuánto estés dispuesto a soportar el fracaso: Abelardo De La Espriella

Para Abelardo De La Espriella el éxito no es una línea recta, sino una cadena de tropiezos que terminan construyendo carácter. “El éxito consiste en no aburrirse de los fracasos y seguir adelante”, afirmó recientemente al recordar que, incluso, en los negocios más exitosos, antes de llegar al producto final, hubo decenas o cientos de intentos fallidos.

El ejemplo lo ilustra con su marca de ron, antes de llegar a la fórmula definitiva, hubo más de 200 ensayos. Para De La Espriella, ese proceso es la vida misma, un laboratorio de ensayo y error en el que cada golpe cumple una función educativa. “Cuando crees que lo tienes todo listo y se cae, vuelves a empezar, vuelves a armar. Eso es lo que hace la diferencia”.

Lejos de frustrarse, asegura que son justamente las dificultades las que más lo motivan. De ahí que su salto a la arena presidencial lo defina como el reto supremo: “Por eso estoy aspirando a la Presidencia de Colombia. Porque yo hago lo difícil, lo fácil lo hacen los demás”.

Su lectura del país es clara, si Colombia no estuviera al borde del abismo, destruida por un gobierno que califica de nefasto, él no estaría aquí. Pero la crisis lo convoca. Lo empuja la urgencia de rescatar a la nación con firmeza, decisión y carácter.

Consciente de los ataques y del desgaste que implica enfrentar a la izquierda radical y a la maquinaria política tradicional, el líder de Defensores de la Patria insiste en que su candidatura no nace de la comodidad, sino de la convicción de que cuando la patria está en riesgo, no hay espacio para la neutralidad.

“Yo tengo la entereza, el valor y la ardentía para salvar a Colombia y reconstruirla con la ayuda de Dios y el apoyo de mis compatriotas”, sentencia.

Así, el hombre que nunca se ha rendido ante un fracaso en su vida personal o empresarial, plantea ahora el reto más grande de todos: convertir las derrotas de un país en las semillas de su renacimiento.

En su visión, Colombia necesita un liderazgo que no tema equivocarse, que entienda que el camino a la grandeza no está libre de obstáculos y que el verdadero fracaso es rendirse. La nación requiere un presidente con la entereza, la valentía y el carácter para transformar la adversidad en oportunidad.