Abelardo De La Espriella: Uribe es víctima de una venganza política, quien acabar con su legado

Álvaro Uribe Vélez no es simplemente un expresidente. Es un símbolo, una bandera, una ideología. Junto al Libertador Simón Bolívar, Uribe es el otro gran padre de la patria. No exagero. Lo afirmo con la certeza que me da haberlo conocido en la vida pública y privada, y haber sido testigo de su entrega incansable a Colombia.
Uribe nació en la verdadera Colombia: la de las regiones, la campesina, la que se construyó sobre valores como el trabajo, la familia y la democracia.
Recuerdo con admiración a su madre, doña Laura Vélez, quien luchó por los derechos políticos de las mujeres antes de que siquiera pudieran votar. Ella fue quien le inculcó a Álvaro, desde pequeño, el respeto por las instituciones, en medio de una época convulsa marcada por la violencia entre liberales y conservadores.
El Uribe que yo conozco es un hombre familiar, ejemplar como esposo, padre y abuelo. Su lema es simple pero poderoso: “Trabajar, trabajar y trabajar”. Mientras otros líderes se jactan de no haber criado a sus hijos, Uribe forma a los suyos con ejemplo y disciplina.
Su vida pública la forjó desde abajo: fue concejal en Salgar, gobernador de Antioquia, senador y presidente de la República. Desde cada cargo sirvió al país con honestidad y valentía. Su propuesta del Estado Comunitario no fue una promesa electoral, fue una filosofía basada en seguridad, inversión, confianza ciudadana y desarrollo individual.
Cuando llegó a la presidencia, Colombia estaba sitiada por el terrorismo. Las FARC dominaban amplias zonas del territorio, el secuestro era el pan de cada día, la inversión extranjera era un recuerdo lejano. Uribe nos devolvió la esperanza. Recuperó el país y nos puso de nuevo en marcha.
Hoy, desde el poder, la izquierda radical busca destruir su legado. Lo atacan con juicios politizados, mentiras sistemáticas y manipulación mediática. Es un intento de borrar lo que construyó para poder imponer el caos.
Yo lo digo sin rodeos: si usted cree en el trabajo, la libertad, la empresa privada, la seguridad y los valores familiares, entonces lo que le hacen a Uribe también se lo están haciendo a usted. Porque Uribe representa esa Colombia que no se rinde, que madruga, que construye.
No vamos a permitir que lo borren de la historia. No vamos a claudicar. No vamos a callar. Porque Uribe es Colombia y Colombia es Uribe.
¡Firme por Colombia!