¿Puede un expresidente ser candidato a la vicepresidencia? Abelardo De La Espriella explica

Estimado Expresidente Iván Duque:

A partir de su respuesta a la pregunta de El Tiempo sobre su concepto de si puede o no un expresidente ser candidato a la vicepresidencia, quiero decirle que discrepo de su postura.

1. En términos jurídicos

Al responder la pregunta, usted manifestó que:“… la Constitución dice que quien ha ejercido la presidencia no la puede volver a ejercer …”; ahí comienza la gran equivocación de su concepto, porque no existe una norma constitucional que haga tal afirmación. Al partir de un supuesto falso, su opinión se ve afectada por dicho error.

La norma de la Constitución que regula este asunto es el inciso primero del artículo 9 del Acto Legislativo 02 de 2015, por medio del cual se adoptó una reforma de equilibrio de poderes y reajuste institucional. Esta reforma modificó el artículo 197 de la Constitución Política de Colombia, el cual establece: "No podrá ser ELEGIDO Presidente de la República el ciudadano que a cualquier título hubiere ejercido la Presidencia."

Con esta prohibición constitucional, se cerraron las puertas a la elección como presidente de cualquier ciudadano que previamente haya ocupado dicho cargo.

Por lo tanto, jurídicamente, es viable que un expresidente sea elegido como fórmula vicepresidencial. La prohibición constitucional se estableció únicamente para ser elegido nuevamente como presidente y, en este caso, no se trata de una elección presidencial, sino vicepresidencial. No solo son escenarios distintos, sino que, bajo las normas constitucionales y la jurisprudencia existente, esta aspiración estaría protegida por los principios constitucionales vigentes.

Cualquier limitación al derecho a elegir o ser elegido —un derecho fundamental especialmente protegido por nuestra Carta Política— debe ser CLARA y TAXATIVA. No admite interpretaciones subjetivas, y mucho menos cuando estas restringen dicho derecho. Tanto la Sección Quinta del Consejo de Estado como la Corte Constitucional han proferido múltiple y sólida jurisprudencia sobre las inhabilidades, incompatibilidades y prohibiciones en el ejercicio del derecho a elegir y ser elegido, piedra angular de toda democracia.

Por lo tanto, al no estar prohibido que quien haya ocupado la Presidencia aspire a ser elegido vicepresidente, es perfectamente válido que un expresidente, si así lo desea, pueda legítimamente aspirar a esa posición.

La prohibición constitucional se refiere exclusivamente a la elección de un expresidente como presidente, pero no impide que pueda ser elegido vicepresidente. Además, en caso de que deba asumir la Presidencia por falta absoluta del titular, tampoco habría impedimento, porque la norma prohíbe la ELECCIÓN, no el EJERCICIO del cargo en un escenario de sucesión legítima.

En consecuencia, afirmar que esta posibilidad pone en riesgo la vocación del cargo de vicepresidente es incorrecto. Insisto: las inhabilidades en materia electoral deben ser expresas y taxativas. No pueden aplicarse por analogía ni por interpretaciones extensivas. Por tanto, no existe una norma que impida esta aspiración ni el eventual ejercicio como jefe de Estado si llegase a ser necesario.

2. En términos políticos

Para hablar con claridad y de frente al país, el concepto que usted ha planteado tiene su origen en la propuesta que he hecho para que, en las próximas elecciones presidenciales —si logramos evitar que el jefe de la mafia, Gustavo Petro, violente la democracia—, el expresidente @AlvaroUribeVel pueda estar en el tarjetón como fórmula vicepresidencial. De este modo, podríamos derrotar al gobierno populista de izquierda que está destruyendo el país.

Demos, pues, este debate en el plano político: ¿No cree usted que el expresidente Álvaro Uribe es un símbolo político e ideológico? ¿Un estandarte vivo de las ideas de la democracia, la libertad y los valores que han sustentado la lucha política que hemos dado durante todo este siglo?

Quienes creemos en la seguridad democrática, la confianza inversionista, la libre empresa y la lucha contra la corrupción, ¿no vemos en él el mayor referente de estos principios?

¿No cree usted, estimado expresidente Duque, que con Álvaro Uribe, el activo político más grande que tenemos, estaríamos no solo cumpliendo con la Ley, sino también con la historia y con los millones de colombianos que creen y luchan por estas ideas?

El debate está abierto. Pero démoslo con las cartas sobre la mesa, tanto en el ámbito jurídico —acudiendo a las normas constitucionales existentes y no a interpretaciones equivocadas— como en el ámbito político.

Hablemos del caso concreto que he planteado, porque la discusión no es académica, es política, es real, es parte de la batalla electoral que nos espera.

No podemos seguir equivocando el camino y permitir que el país caiga definitivamente por las realidades espantosas que hoy vivimos, con Petro destruyendo la democracia y tratando de aferrarse al poder, mientras nos enfrascamos en elucubraciones inconvenientes que solo le sirven al enemigo común.

¿No cree usted, estimado expresidente Duque, que Álvaro Uribe Vélez puede ser ese símbolo y estandarte en estos, los tiempos más oscuros de la Patria?

La verdadera política se hace con principios sólidos, valor republicano y votos, y el Gran Colombiano tiene bastante de las tres cosas.

Posdata:

La izquierda radical sí puede meter preso a Álvaro Uribe para sacarlo del juego democrático, pero nosotros no podemos tenerlo en el tarjetón como vicepresidente para derrotar a esa plaga.

Ambas circunstancias responden a una sola realidad: la guerra política.